En este blog publicamos los artículos y cartas más interesantes y relevantes que nos envíen nuestros socios. Si eres socio/a puedes enviar tu opinión desde aquí. Consulta nuestras normas y recomendaciones para participar.
Virtud pública, vicio privado
La sociedad la construyen las personas. Sin embargo, la mayoría de ellas achacan algunas señas de identidad de la comunidad de la que forman parte poco menos que a la voluntad ineludible de un demiurgo descerebrado. Pero no, la sociedad refleja, para bien y para mal, la idiosincrasia de las personas que la conforman, por mucho que se eche mano del gesto exculpatorio de Pilatos o de un infantil “Yo no he sido” cuando algo no cuadra o acaece alguno de los despropósitos que habitualmente tienen lugar con contumacia perseverante.
El personal escurre el bulto de la responsabilidad ante actitudes de las que se avergüenza y despotrica en público pero que práctica y presume de ellas en privado: “es inadmisible que otros hagan lo que yo haría si pudiera sin que trascendiera, sin que nadie lo supiera”. Este sencillo mantra opera con eficacia en el imaginario colectivo y explica muchas cosas de las que suceden en España y el mundo desde un punto de vista individualista absolutamente hipócrita. Se justifica apelando a él como un presunto valor universal: “Tú harías lo mismo”.
Lo público y lo privado forman parte de la esquizofrenia que afecta a la sociedad burguesa desde el final de la Edad Media sin tratamiento paliativo que minimice sus efectos. La cosa se agrava cuando se potencia como valor de convivencia el individualismo. “Res publica” es una locución latina que significa “cosa pública”, referida al ámbito social, y es el origen etimológico de la palabra “república”, quedando su uso vinculado a conceptos como “bien público”, “bien común” y, por extensión, “Estado”. También es la forma de gobierno de las naciones que han logrado liberarse de la rémora medievalizante en su estructura social.
Es habitual que la corrupción sea señalada, criticada, detestada, repudiada y rechazada por la mayoría de una sociedad donde proliferan quienes compran y venden sin IVA, se saltan las listas de espera para operarse por una mediación familiar o de amistad, trampean para elegir colegio o despilfarran agua en tiempos de sequía. Estas mayorías tiran de tópicos para justificarse y uno de los más usuales, “Quien roba a un ladrón…”, identifica Estado (lo público) y partidos políticos (lo privado) que, sin embargo, son votados de forma mayoritaria.
Inducido por los medios y la confrontación parlamentaria a olvidar o ignorar para qué debieran servir los votos, el personal abdica de sus deberes como paso previo a renunciar a sus derechos. “Todos son iguales”, “Y tú más” o “Sólo van a llenarse el bolsillo” operan como bastardos axiomas que la ciudadanía repite como un coro de autómatas, negando la posibilidad de la ética a personas que realmente se ocupan y preocupan de la “res pública”, del Estado, sin más pretensiones que intentar la mejora del “bien público”, del “bien común”.
Una sociedad refleja cómo piensa, cómo actúa la media de sus individuos en lo privado y en lo público. Pero el pensamiento y las conductas son susceptibles de moldeado utilizando técnicas descritas por la psicología y la sociología, por la publicidad y la propaganda, algo constatable cualquier día en cualquier hogar, calle o red social. Una minoría dedica tiempo y recursos a manipular el lenguaje y sustituye el concepto Estado (la res pública) por la etiqueta “Patria” porque el bien común va en contra de sus propios intereses privados.
Que los trabajadores voten a quienes se oponen a la dignidad laboral, que el colectivo LGTBI vote partidos homófobos, los emigrantes a racistas, las mujeres a machistas, los pensionistas a liquidadores de pensiones y las personas enfermas a quienes privatizan la sanidad es pecatta minuta, algo previsible en una sociedad capaz de votar a quienes decretaron 7.291 sentencias de muerte en Madrid o facilitaron el ahogamiento de 227 en Valencia. Es la misma sociedad que jalea al genocida de Israel o al psicópata de EE.UU.
Sobre este blog
En este blog publicamos los artículos y cartas más interesantes y relevantes que nos envíen nuestros socios. Si eres socio/a puedes enviar tu opinión desde aquí. Consulta nuestras normas y recomendaciones para participar.
0