Salud

¿Qué es la prosopagnosia?: la extraña enfermedad que padece Brad Pitt

Conoce más sobre la condición neurológica, los síntomas, los tipos y si existe cura al trastorno que afecta a parte de la población mundial.

En 2013, Brad Pitt reveló que padecía una enfermedad poco común para las personas. Cientos de personas siempre lo catalogaron de ser una persona egocéntrica, presuntuosa y más por no reconocer a los demás cuando lo saludaban. Sin embargo, esto sería a causa de su extraña afección: la prosopagnosia.

Este extraño padecimiento solo lo sufren el 2,5 % de la población mundial y también es conocida como “la ceguera de rostros”. El intérprete en Once Upon a Time in Hollywood contó en la entrevista a Esquire que “hay gente que lo odia porque piensan que les está faltando el respeto".

Los principales síntomas de la rara dolencia no permite captar los rostros; es decir, la persona no puede procesar la información de caras al punto de no reconocerse a sí mismo. Brad Pitt también comentó que se sentía raro y no podía explicarle a las personas.

brad pitt

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La prosopagnosia es una enfermedad neurológica, la cual es la derivación de una agnosia visual (incapacidad de procesar información sensorial). Suele ser tanta la no captación de rostros que no reconoces a tus familiares o a ti en fotografías familiares.

Lo inusual es que capta todos los componentes de una cara: nariz, boca, ojos, entre otros, pero no puede armar la imagen del semblante, provocando que una persona parezca conocida sin saber si la conoce realmente.

Prosopagnosia procede de los términos griegas “prosopón” (cara) y “agnosia” (ausencia de conocimiento) acuñado por el neurólogo Joachim Bodamer. Según palabras del propio médico alemán, la definición sería la siguiente: “Es la interrupción selectiva de la percepción de rostros, tanto del propio como del de los demás, los que pueden ser vistos pero no reconocidos como los que son propios de determinada persona”.

Por otro lado, esta extraña enfermedad existe de dos tipos: congénita y adquirida. La primera proviene desde el nacimiento e interrumpe la comunicación entre varias partes del cerebro y termina perdiendo la capacidad de reconocer rostros.

En cambio, la segunda suele ser por un evento pos-traumático por algún daño en el lóbulo temporal occipital ocasionado por accidentes cerebrovasculares, hemorragias y/o tumores.

A pesar del avance de la ciencia, aún no existe cura para dicha enfermedad. Incluso, el padecimiento puede ir acompañado de otros déficits. La única solución para tratarlo es tener en cuenta algunas características particulares de la persona sea su forma de vestir, tono de voz o la sonrisa, así suele ser fácil identificar y mejora la salud.